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Bienvenid@s a este espacio dedicado a mi lengua materna a la que tanto amo. También a la literatura en castellano.

Llevo enseñando estas materias, disciplinas, artes...
largo tiempo, compaginando ésto con mis otras actividades profesionales, tanto terapéuticas como artísticas.

Asimismo imparto clases privadas de español para extranjeros, también como lectora.

Además, trabajo con gente de todas las edades que tengan dificultades con "Técnicas de expresión, oral y escrita" y "Técnicas de estudio".
Y para todos aquellos que, sin tener ese tipo de "dificultades", necesiten de una "ayuda" para mejorar en estos aspectos.

Incluso ayudo profesionalmente a preparar exposiciones en público, por ejemplo, de trabajos de fin de carrera, ponencias, etc. Además de trabajar como coach para particulares y empresas.

Realizo trabajos de excelente calidad, encargos, correcciones ortográficas y de estilo; titulo, asesoro para marketing de portadas, incluso las diseño, etc.

Creo poemas, dedicatorias, cartas, relatos, canciones... por encargo, totalmente personalizadas, para que a un ser querido le hagas un original precioso regalo... que nadie más tendrá...

Incluso puedes disfrutar de mis exclusivos talleres de escritura: "Taller de escritura y creación literaria" y "Taller de escritura creativa terapéutica".

Si estás intersad@ en cualquiera de estos servicios -y algunos más- que ofrezco en la actualidad, contacta conmigo en: aprendocastellanoconanna@gmail.com o en ananda.anagarcia@gmx.es

Te espero siempre aprendiendo a crear lo mejor.
Con amor.
Anna.

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"Deprisa, deprisa pensadores. Haced respirar al género humano. Volcad esperanza, volcad ideal. Hacedlo bien".

Victor Hugo.

SER

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Curso de Verdadera Sanación a todos los niveles, creado por la Maestra Ana M.G.C. Para matricularte en este curso escribe al correo escueladesaludlittleamma@gmail.com y para entrar en la web tica en la imagen. Gracias.

Para Donaciones Directas, Altruistas y Voluntarias. Gracias.

Hemos abierto una cuenta bancaria para poder recibir a través de ella vuestras amables donaciones y contribuciones voluntarias, con el fin de ayudarnos a sostenernos también materialmente y en lo económico. ES43 0182 9465 6302 0628 1773 Agradeciendo por igual y por adelantado la cantidad de vuestras aportaciones, porque ellas van a contribuir también así ayudarnos a poder seguir con nuestra labor sanadora y de real construcción de un nuevo mundo sano por completo para todos, y no sólo para unos pocos. Gracias 🙏

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Escritura Literaria y Curativa. Creado por Ana M.G.C.

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TRADUCTOR:

viernes, 29 de abril de 2016

¡Feliz Día de la Madre 2016!

A Garcilaso de la Vega.

Y porque no quiero olvidarme de lo importante... 
no sólo se celebra el IV Centenario de Shakespeare y D. Miguel de Cervantes sino del escritor e historiador peruano Garcilaso de la Vega. 
He aquí esta nota informativa a modo de homenaje.

http://www.jornada.unam.mx/2016/04/22/cultura/a06n1cul



Para ver su firma, tica aquí: http://desdelaventanademicorazon.blogspot.com.es/2016/04/a-garcilaso-de-la-vega.html

lunes, 25 de abril de 2016

Felices ¿coincidencias?





















Con unas preciosas y certeras palabras en su portada de J. L. Borges.

http://loveandpeacearoundtheworld.blogspot.com.es/2016/04/the-astonishing-seredenpity.html

Otra importante conmmemoración.


Con motivo de una de las efemérides más importantes de esta década en el mundo literario, el 400 aniversario del fallecimiento de D. Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 29 de Septiembre de 1547- Madrid, 22 de Abril de 1616) y Williams Shakespeare (Stratford-on-Avon, c. 26 de Abril de 1564 (jul), 23 de Abril, (jul), 3 de Mayo de 1616) se están celebrando un montón de acontecimientos que proclaman a todas luces la gran y beneficiosa influencia que han tenido y siguen teniendo estos genios de las letras en la literatura universal, en los que leemos y escribimos y también en los que aprendemos y enseñamos estos dos idiomas. Siendo, así, dos figuras tan centrales y destacables de la cultura española e inglesa no podía menos que dedicarles, en algunos de mis blogs, un espacio y unas letras.




Lectura pública de "El Quijote".

jueves, 21 de abril de 2016

La rosa.



En el quicio de la puerta
una rosa se sentaba
esperando a su amor,
de hacerlo, no se cansaba.

Tarde tras tarde,
mañana tras mañana, 
en el umbral esperaba la rosa,
la rosa enamorada.

Pasaban las estaciones,
en el cielo la luna y el sol se turnaban,
mientras...
la rosa esperaba y...
¡su amor nunca llegaba!

Un día rompió a llorar, 
a llorar desconsolada,
metió su cabecita dentro de sí
y se acurrucó en su alma.

Durmió un largo sueño,
en él descargó su pena amarga.
Cuando se despertó...
felizmente sintió...
¡que su amor la abrazaba!


                          Anna.
              Invierno y Primavera.
              2016.          L.P.G.C.



miércoles, 20 de abril de 2016

Reflejo.


Una antigua tradición.

Considero que es importante conocer las festividades de los lugares donde se habla el idioma que una estudia y, por supuesto, de los lugareños que en ellos habitan.

Y, aunque este es el blog que dedico al primer idioma que amo, el que enseño -tanto a nativos como a extranjeros- y del cual todavía, por fortuna, sigo aprendiendo, me he comprometido a hacer un artículo para la revista de la E.O.I. donde curso inglés en la actualidad y, bueno, pensé que ponerlo aquí en castellano podría ser de utilidad. 

Decía que es importante conocer las diferentes cosmovisiones donde se dan las lenguas que aprendemos y...
por diversos motivos. Por ejemplo, por respeto a la diversidad cultural y a las diferencias, lo que va unido a las ganas de conocer, amar y comprender los universos a los cuales nos acerca el aprendizaje, ya a niveles más profundos, de las lenguas.

En este sentido y dado que estamos en primavera he creído oportuno traer a colación en este artículo para la revista de nuestra escuela  algo llamado "Mumming".

Mumming es una antigua tradición que hace referencia a las representaciones, más o menos costumbristas, del saber popular, oral, transmitido de generación en generación.

Estableciendo un paralelismo podríamos decir que estas diferentes representaciones a las que hago referencia tienen semejanza, quizá, con nuestros juglares de la Edad Media o, incluso, salvando las distancias, con los circos ambulantes. 

Los mummers o artistas enmascarados, van vestidos con disfraces adornados con cintas, harapos y máscaras, en ocasiones de paja. Desfilan por las calles vecinas entonando canciones y llevando ramas.

A veces, su aspecto se considera algo tétrico pero ello se debe porque se adecua al particular colorido de las tradiciones de las regiones donde se originó en las cuales habitaban celtas y normandos. 









Los celtas eran el pueblo dominante en Europa poco antes de su desplazamiento por romanos y germánicos.
Practicaban una religión de la que, por lo general, sabemos poco pero nos inspira mucho. 
De hecho, su mundo de magos, druidas y héroes ha inspirado leyendas posteriores, como los mitos artúricos.

Hablar de los mitos célticos sería apasionante pero quizá demasiado extenso para el espacio que tenemos por lo que remito a mis lectores, para ello, a obras clásicas tales como las de Julio César, Lucano o Posidonio, entre otras. 

Podemos afirmar que su estética es nada usual si la comparamos con otras tradiciones floklóricas a nivel mundial de tal manera que podemos catalogarla como única en su tipo, destacando sobre otras de temática floklórica como decimos.





















En efecto, los mummers aparecen en la tradición celta como intérpretes de historias y leyendas clásicas que se fueron dando en la tradición oral de los pueblos que fueron habitando la región de Gran Bretaña e Irlanda.

Las historias representadas por estos personajes tradicionales van desde la representación de batallas entre buenos y malos y la reflexión sobre las mismas hasta la representación de leyendas tales como las de San Jorge y el Dragón, pasando por la evocación inclusive del arte de la comedia.

De sus obras podemos aprender numerosas lecciones de historia y de historia de la vida cotidiana, de las costumbres y modos de vida de los antiguos pueblos bretones, jutos, sajones... 


Por ello, quizá, estas celebraciones no sólo tienen lugar en la actualidad en Gran Bretaña sino en numerosos países de habla inglesa y en algunos otros lugares más. Podríamos citar como ejemplo el actual desfile de Mummers en Filadelfia, evento único, donde se puede ver una pasarela de extravagantes vestuarios, además de mucha música y diversión. 

Este es el festival floklórico más antiguo de los Estados Unidos ya que desde 1800 se usaba para celebrar la llegada del nuevo año, cuando los disfraces eran muy elaborados pero no existían coreografías como a modo de espectáculo como en la actualidad.


Aunque, primordialmente, el Mumming está relacionado con los cambios de estaciones en general y más concretamente con la primavera en particular, con la bienaventurada natural y maravillosa fertilidad que esta estación conlleva.


El Mumming incluye un surtido de personajes como el loco el cual también aparece, de una manera u otra, en diversas manifestaciones culturales de otros pueblos con otros lenguajes; así, podremos encontrarlo desde en el baile Morris hasta en las representaciones de marionetas de la antigua Grecia y Turquía e incluso en las obras moralistas del medievo.




















Hay tradiciones que perduran, incluso cobrando otras formas -o que están muy relacionadas- como por ejemplo en Italia, en los antiguos talleres artesanales de marionetas y las representaciones que pueden hacerse con ellas, que siguen haciendo las delicias de niños y grandes.

Junto a la costa oeste de Irlanda, nos cuenta Loreena Mckennitt, se celebra una inusual versión de Halloween, en la isla de Inishmore. Los personajes entran en el pub de la localidad, beben pintas, bailan a veces, pero sin decir nada... El silencio todo lo cubre, junto al murmullo del océano.

Existen bellas y melodiosas canciones mumming tradicionales con letras ricas en referencias a la naturaleza, a la primavera. Por ejemplo, en la canción que nos inspiró a tratar este tema en este escrito, su autora incluye una de ellas, procedente de Abingdon -en Oxfordshire-.

Existen asimismo narraciones antiguas de grupos teatrales mumming -por así denominarlos- que abordaban a los barcos encallados en las bahías de las costas de Reino Unido, Irlanda, etc, para entreterner a los marineros, por ejemplo, en Nochevieja.

Podemos acudir también a la obra de James Frazer -"La rama dorada"- para documentarnos acerca de este hecho. El autor nos relata que la costumbre popular del Mumming posee sus raíces en la veneración arbórea de algunos pueblos que habitaron las regiones de esa Europa de antaño cubiertas por extensos y frondosos bosques que ya hace largo tiempo desaparecieron. 

Simplemente apuntar que los antiguos sacerdotes druidas consagrabas para su culto elementos de la naturaleza, sobre todo cuevas, manantiales de aguas puras, árboles centarios e, incluso, frondosos y poblados bosques. Uno de los inmejorables marcos para la interrelación de lo divino con lo humano.


Hay muchos acontecimientos, ritos y celebraciones que están irremediablemente unidos al paso del tiempo, honrándolo incluso en sus diversas manifestaciones. Por ejemplo, en Padstow, celebran la fiesta de 1 de Mayo comenzándola la noche anterior. No debe sorprendernos encontrar una celebración de estas características en uno de los rincones más celtas de Inglaterra.

Comienza con una canción ritual, cantada a capela, rica en referencias a San Jorge y a la primavera.
Cuando llega la mañana los participantes entonan otra versión de dicha canción, complementándola con el añadido de acordeones y tambores.


Acordeones y tambores que acompañarán a una procesión a cuya cabeza se sitúan los "obby oss" que son, nada más y nada menos, que la figura de un "caballo", vestido con una túnica con capucha y una máscara que casi parece africana.



Asunto digno del más centrado y serio estudio antropológico puesto que, por ejemplo, en la tradición sufí, existe un ritual asociado también con San Jorge, el cual incorpora un caballo-mecedora, como podemos rastrear en la obra de cuentos sufis de Idries Shah. Curioso, no?

Y más en el sentido de la mutuación y variaciones que esta tradición, como muchas de las que han sobrevivido al pasado, ha experimentado con los cambios generacionales en los países de habla inglesa. Lo significativo y reseñable es que nunca ha perdido vigencia a lo largo de los siglos, como  venimos comentando. Así, hoy en día, podemos encontrar en internet,carteles como éste:


Hay gente que relaciona esta antigua tradición folclórica con la todavía vigente y actual celebración del Halloween, la cual se hace cada vez más extensible a países incluso de habla no inglesa como, por ejemplo, el nuestro.























Incluso con la Navidad y la celebración de Año Nuevo como comentábamos al hablar del caso de Filadelfia.
Por ejemplo, hay estudiosos del tema que fechan esta antigua celebración celta -también denominada día oscuro- entre el 26 de Diciembre y el 1 de Enero. De todas formas, ya dijimos casi al comienzo de esta reseña que se asocia con los cambios de estaciones en general y con otras fechas además de con la primavera.
Así, los mummers, desfilan por las principales avenidas de la ciudad como si una procesión de máscaras se tratase y actúan y declaman las denominadas Mummers Plays, que son piezas que no han sido escritas, continuando así con la esencia de la más pura tradición oral.































En este sentido, también se suele asociar a las actuales celebraciones carnavalescas, tan presentes hoy en día en numerosas partes del mundo.

La verdad es que es un tema apasionante pero también largo y extenso como para reducirlo a solamente unas cuantas líneas en un artículo pero, al menos, con ello, hemos pretendido establecer un mayor acercamiento a una de las tradiciones de la lengua extranjera que, como dije, actualmente estudio en esta escuela y también a los ancestros cuya cosmovisión subyace a ella.

A continuación, una estrofa de la canción de Loreena Mckennitt que me llevó a tener este tema en mi tintero hoy. Preciosa, por cierto.

Y así unieron sus manos y bailaron 
en fila girando en círculos
y así el viaje de la noche se desvanece 
cuando todas las sombras desaparecen.

And so they linked their hands and danced
round in circles and in rows
and so the journey of the night descends
when all the sades are gone



When all the sades are gone.

Con todos mis respetos hacia todo lo que forma parte de nuestra más íntima historia...  
actualmente, para mí, la única superstición válida es la de creer que todo lo bueno y sólo lo bueno es real y es posible y la única magia que existe es la de la bondad inherente a todos los seres como estipulaban ya antaño algunos filósofos, matemáticos, científicos... bondad que se abre en mí siempre camino.




Y, como los mummers nos trasmiten en particular y todo los relacionado con el floklor y la tradición celta en general -e incluso celtíbera en el caso de partes de nuestra España querida-, el respeto y veneración por la tierra y la madre naturaleza que a todos nos sostiene y asiste. Sin ella, no existirían costumbres ni lenguas ni tan siquiera nosotros mismos ni las estrellas. 



Aunque tengo que reconocer que...
hay cosas que nos ayudan a sentirnos mejor y eso es lo bueno, lo positivo.
Por mi parte, yo prefiero llamarlo tradición o sabia decisión y así liberar el asunto de cualquier tipo de connotación negativa, incluso peyorativa que pudiera tener y, también, así, participar con gusto y agradecida, un año más, en la revista de nuestra escuela.





Por no hablar de aquellas tradiciones, creencias, cosmovisiones que pueden resultar románticas, bellas, incluso poéticas y, por qué no, también prácticas... ja, ja!! Basta con mirar la foto de la niña frente al espejo para saber a lo que me refiero...





Para terminar, felizmente imbuida del más puro, benéfico y sanador espíritu celta, después de esta humilde inmersión en tan fantástico mundo, daros a todos los que me habéis leído... ¡¡una bendición!!

               (Y en castellano, para que no haya confusión. Todavía estamos aprendiendo, ha!!, ha!!...).



                                                                                    Ana M. Gª Contreras (Anna).
                                                                                    Mayo 2.016. E.O.I. L.P.G.C.
                                                                                     GOOD LUCK FOREVER!!              
                                

viernes, 15 de abril de 2016

Auld lang syne.



                                       Celtic Woman 

Escuchad esta preciosa canción escocesa -de por muchos conocida- para celebrar los viejos buenos tiempos.
Normalmente no suelo poner en este blog dedicado al aprendizaje del español cositas en otros idiomas pero... esta honrosa excepción de hoy viene al caso por la bella traducción que tiene al castellano desde la tradicional versión escocesa.

¿Deberían olvidarse las viejas amistades
y nunca recordarse?
¿Deberían olvidarse las viejas amistades
y los viejos tiempos?
ESTRIBILLO:
Por los viejos tiempos, amigo mío,
por los viejos tiempos:
tomaremos una copa de cordialidad
por los viejos tiempos.
Los dos hemos correteado por las laderas
y recogido las hermosas margaritas,
pero hemos errado mucho con los pies doloridos
desde los viejos tiempos.
ESTRIBILLO
Los dos hemos vadeado la corriente
desde el mediodía hasta la cena,
pero anchos mares han rugido entre nosotros
desde los viejos tiempos.
ESTRIBILLO
Y he aquí una mano, mi fiel amigo,
y danos una de tus manos,
y ¡echemos un cordial trago de cerveza
por los viejos tiempos!.
ESTRIBILLO

He aquí otra versión con subtítulos en castellano:

 Se dice que esta bella melodía fue el último himno cantado en e legendario supercontinente de Lemuria, según la historia varios sacerdotes de dicho lugar decidieron cantar esta canción para calmar el miedo de la gente ante el cataclismo del hundimiento del mismo ya que si no lo hacían las personas que perecieren ahí herirían sus almas con tal cantidad de pánico y les costaría gran cantidad de reencarnaciones sanar tales heridas, los sacerdotes cantaron hasta que el agua les llegó hasta la boca según se cuenta.

Leyendas... Historias... ¿?¡!






miércoles, 13 de abril de 2016

La siesta del martes por Gabriel Gª Márquez.

Gabriel García Márquez
(Aracataca, Colombia 1928 - México DF, 2014)


La siesta del martes
Los funerales de la Mamá Grande (1962)


         El tren salió del trepidante corredor de rocas bermejas, penetró en las plantaciones de banano, simétricas e interminables, y el aire se hizo húmedo y no se volvió a sentir la brisa del mar. Una humareda sofocante entró por la ventanilla del vagón. En el estrecho camino paralelo a la vía férrea había carretas de bueyes cargadas de racimos verdes. Al otro lado del camino, en intempestivos espacios sin sembrar, había oficinas con ventiladores eléctricos, campamentos de ladrillos rojos y residencias con sillas y mesitas blancas en las terrazas entre palmeras y rosales polvorientos. Eran las once de la mañana y todavía no había empezado el calor.
         —Es mejor que subas el vidrio —dijo la mujer—. El pelo se te va a llenar de carbón.
         La niña trató de hacerlo pero la ventana estaba bloqueada por el óxido.
         Eran los únicos pasajeros en el escueto vagón de tercera clase. Como el humo de la locomotora siguió entrando por la ventanilla, la niña abandonó el puesto y puso en su lugar los únicos objetos que llevaban: una bolsa de material plástico con cosas de comer y un ramo de flores envuelto en papel de periódicos. Se sentó en el asiento opuesto, alejada de la ventanilla, de frente a su madre. Ambas guardaban un luto riguroso y pobre.
         La niña tenia doce años y era la primera vez que viajaba. La mujer parecía demasiado vieja para ser su madre, a causa de las venas azules en los párpados y del cuerpo pequeño, blando y sin formas, en un traje cortado como una sotana. Viajaba con la columna vertebral firmemente apoyada contra el espaldar del asiento, sosteniendo en el regazo con ambas manos una cartera de charol desconchado. Tenia la serenidad escrupulosa de la gente acostumbrada a la pobreza.
         A las doce había empezado el calor. El tren se detuvo diez minutos en una estación sin pueblo para abastecerse de agua. Afuera, en el misteriosos silencio de las plantaciones, la sombra tenía un aspecto limpio. Pero el aire estancado dentro del vagón olía a cuero sin curtir. El tren no volvió a acelerar. Se detuvo en dos pueblos iguales, con casas de madera pintadas de colores vivos. La mujer inclinó la cabeza y se hundió en el sopor. La niña se quitó los zapatos. Después fue a los servicios sanitarios a poner en agua el ramo de flores muertas.
         Cuando volvió al asiento la madre le esperaba para comer. Le dio un pedazo de queso, medio bollo de maíz y una galleta dulce, y sacó para ella de la bolsa de material plástico una ración igual. Mientras comían, el tren atravesó muy despacio un puente de hierro y pasó de largo por un pueblo igual a los anteriores, sólo que en éste había una multitud en la plaza. Una banda de músicos tocaba una pieza alegre bajo el sol aplastante. Al otro lado del pueblo en una llanura cuarteada por la aridez, terminaban las plantaciones.
         La mujer dejó de comer.
         —Ponte los zapatos—dijo.
         La niña miró hacia el exterior. No vio nada más que la llanura desierta por donde el tren empezaba a correr de nuevo, pero metió en la bolsa el último pedazo de galleta y se puso rápidamente los zapatos. La mujer le dio la peineta.
         —Péinate —dijo.
         El tren empezó a pitar mientras la niña se peinaba. La mujer se secó el sudor del cuello y se limpió la grasa de la cara con los dedos. Cuando la niña acabó de peinarse el tren pasó frente a las primeras casas de un pueblo más grande pero más triste que los anteriores.
         —Si tienes ganas de hacer algo, hazlo ahora —dijo la mujer—. Después, aunque te estés muriendo de sed no tomes agua en ninguna parte. Sobre todo, no vayas a llorar.
         La niña aprobó con la cabeza. Por la ventanilla entraba un viento ardiente y seco, mezclado con el pito de la locomotora y el estrépito de los viejos vagones. La mujer enrolló la bolsa con el resto de los alimentos y la metió en la cartera. Por un instante, la imagen total del pueblo, en el luminosos martes de agosto, resplandeció en la ventanilla. La niña envolvió las flores en los periódicos empapados, se apartó un poco más de la ventanilla y miró fijamente a su madre. Ella le devolvió una expresión apacible. El tren acabó de pitar y disminuyó la marcha. Un momento después se detuvo.
         No había nadie en la estación. Del otro lado de la calle, en la acera sombreada por los almendros, sólo estaba abierto el salón de billar. El pueblo flotaba en calor. La mujer e y la niña descendieron del tren, atravesaron la estación abandonada cuyas baldosas empezaban a cuartearse por la presión de la hierba, y cruzaron la calle hasta la acera de sombra.
         Eran casi las dos. A esa hora, agobiado por el sopor, el pueblo hacía la siesta. Los almacenes, las oficinas públicas, la escuela municipal, se cerraban desde las once y no volvían a abrirse hasta un poco antes de las cuatro, cuando pasaba el tren de regreso. Sólo permanecían abiertos el hotel frente a la estación, su cantina y su salón de billar, y la oficina del telégrafo al lado de la plaza. Las casas, en su mayoría construidas sobre el modelo de la compañía bananera, tenían las puertas cerradas por dentro y las persianas bajas. En algunas hacía tanto calor que sus habitantes almorzaban en el patio. Otros recostaban un asiento a la sombra de los almendros y hacían la siesta sentados en plena calle.
         Buscando siempre la protección de los almendros, la mujer y la niña penetraron en el pueblo sin perturbar la siesta. Fueron directamente a la casa cural. La mujer raspó con la uña la red metálica de la puerta, esperó un instante y volvió a llamar.
         —Necesito al padre —dijo.
         —Ahora está durmiendo.
         —Es urgente —insistió la mujer.
         —Sigan —dijo, y acabó de abrir la puerta.
         La mujer de la casa las condujo hasta un escaño de madera y les hizo señas de que se sentaran. La puerta del fondo se abrió y esta vez apareció el sacerdote limpiando los lentes con un pañuelo.
         —Que se les ofrece? —preguntó.
         —Las llaves del cementerio —dijo la mujer.
         —Con este calor —dijo—. Han podido esperar a que bajara el sol. La mujer movió la cabeza en silencio. El sacerdote pasó del otro lado de la baranda, extrajo del armario un cuaderno forrado de hule, un plumero de palo y un tintero, y se sentó a la mesa. El pelo que le faltaba en la cabeza le sobraba en las manos.
         —Que tumba van a visitar? —preguntó.
         —La de Carlos Centeno —dijo la mujer.
         —Quién?
         —Carlos Centeno —repitió la mujer.
         El padre siguió sin entender.
         —Es el ladrón que mataron aquí la semana pasada —dijo la mujer en el mismo tono—. Yo soy su madre.
         —De manera que se llamaba Carlos Centeno —murmuró el padre cuando acabó de escribir.
         —Centeno Ayala —dijo la mujer—. Era el único barón.
         —Firme aquí.
         La mujer garabateó su nombre, sosteniendo la cartera bajo la axila. La niña recogió las flores, se dirigió a la baranda arrastrando los zapatos y observó atentamente a su madre.
         El párroco suspiró.
         —Nunca trató de hacerlo entrar por el buen camino?
         La mujer contestó cuando acabó de firmar.
         —Era un hombre muy bueno.
         El sacerdote miró alternativamente a la mujer y a la niña y comprobó con una especie de piadoso estupor que no estaban a punto de llorar.
         La mujer continuó inalterable:
         —Yo le decía que nunca robara nada que le hiciera falta a alguien para comer, y él me hacía caso. En cambio, antes, cuando boxeaba, pasaba tres días en la cama postrado por los golpes.
         —Se tuvo que sacar todos los dientes —intervino la niña.
         —Así es—confirmó la mujer—. Cada bocado que comía en ese tiempo me sabía a los porrazos que le daban a mi hijo los sábados a la noche.
         —La voluntad de Dios es inescrutable —dijo el padre.
         Desde antes de abrir la puerta de la calle el padre se dio cuenta de que había alguien mirando hacia adentro, las narices aplastadas contra la red metálica. Era un grupo de niños. Cuando la puerta se abrió por completo los niños se dispersaron. Suavemente volvió a cerrar la puerta.
         —Esperen un minuto —dijo, sin mirar a la mujer.
         Su hermana apareció en la puerta del fondo, con una chaqueta negra sobre la camisa de dormir y el cabello suelto en los hombros. Miró al padre en silencio.
         —¿Qué fue? —preguntó el.
         —La gente se ha dado cuenta —murmuró su hermana.
         —Es mejor que salgan por la puerta del patio —dijo el padre.
         —Es lo mismo —dijo su hermana—. Todo el mundo está en las ventanas.
         La mujer parecía no haber comprendido hasta entonces. Trató de ver la calle a través de la red metálica. Luego le quitó el ramo de flores a la niña y empezó a moverse hacia la puerta. La niña siguió.
         —Esperen a que baje el sol —dijo el padre.
         —Se van a derretir —dijo su hermana, inmóvil en el fondo de la sala—. Espérense y les presto una sombrilla.
         —Gracias —replicó la mujer—. Así vamos bien.
         Tomó a la niña de la mano y salió a la calle.


Fuentehttp://www.literatura.us/garciamarquez/siesta.html
(Con correcciones ortográficas mías).

viernes, 8 de abril de 2016

Sabias palabras.


                   Debemos aprender a expresarnos con la mayor claridad posible.
              
               


   De la película "Explendor en la hierba" basada en la "Oda a los himnos de la inmortalidad," obra escrita por William Wordsworth.

http://desdelaventanademicorazon.blogspot.com.es/2016/04/oda-la-inmortalidad.html




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